lunes, 11 de febrero de 2013

TERMOGRAFIAS, PARA QUE SIRVEN


La termografía infrarroja capta la radiación que emiten los cuerpos por el hecho de estar por encima del cero absoluto de temperaturas, siendo innecesario el contacto físico con el elemento a medir y la estabilización de temperaturas. De esta forma las medidas son rápidas, precisas y fiables.

En su aplicación en la ingeniería estructural, la termografía se utiliza para estudiar las variaciones de temperatura en las superficies de una estructura. Las variaciones de resistencia térmica de la estructura pueden, en algunas circunstancias, producir cambios de temperatura en sus superficies. Las filtraciones de aire frío (o caliente) a través de la estructura también afectan a las temperaturas superficiales.


Esto indica que los defectos de aislamiento, los saltos térmicos y las filtraciones de aire en los componentes estructurales de un edificio pueden ser localizados e investigados. La termografía en sí misma no muestra directamente la resistencia térmica ni la hermeticidad de la estructura. Si se precisa la cuantificación de estos valores, también habrá que tomar otras mediciones. El análisis termográfico de edificios se basa en algunos requisitos previos de condiciones de temperatura y presión en la estructura.


Algunas de las aplicaciones de la termografía infrarroja son:


· Localización de fugas en tuberías y conducciones (incluso bajo suelo o paredes).

· Control de calidad de suelo radiante.
· Detección de defectos de construcción: pérdidas térmicas, humedades y fugas de aire.
· Inspección de los procedimientos de secado.
· Visualización de pérdidas energéticas hacia el exterior del edificio y de emisiones acústicas       hacia el interior.
· Planes de reurbanización y garantía de calidad.
· Restauración de edificios: revelado del entramado oculto de la construcción y detección anticipada del desprendimiento del revoque de las paredes.
· Detección de fugas de aire.
· Detección de fugas de agua en tejados de cubierta plana.

· Calefacción, ventilación y aire acondicionado: comprobación del estado de las salidas.
· Protección contra incendios: zonas recalentadas en chimeneas (grietas, fugas y ladrillos sueltos) y riesgo de incendio por excesiva proximidad a zonas de calefacción y sistemas de escape de gases.
· Prevención anticipada de enmohecimientos.










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